miércoles, 8 de abril de 2009

El pronóstico de oscuridad (VII)


Paso al costado


Le decíamos “el conejo”.
Por los dientes, y su talento
de criar hijos no concebidos.

Cuando hablaba, cuánto aire adicionado en un silbido, lejos de percatarse por el affaire de los pulmones.

Cantaba Ya no vendrá el fin del mundo, un viejo poema de Czeslaw Milosz aprendido hasta el hartazgo, y ejercitado en los sanitarios de una casa que supo enseñar ajena. Apenas rodeó la idea, fue ese segundo soñado en el que siempre quiso dar el paso al costado.

“El conejo” prendía velas a sus santos, ocultos en una masa de pan esperando levarse. El aroma de esos panes donde debiera haber sólo crecimiento perentorio.
Mejor guardar silencio sobre lo que se está haciendo.

Feraz.
Oryctolagus cuniculus.
Completo el quidest.

La orgía del barroco, dice Zagajewski.
Los intestinos de Europa en Argentina.
Una revelación


I.

El quid: encender todos los colchones, sólo con la idea de obtener calor del sacrificio.


II.

¿Tiene sentido resistir con un precinto en la boca, y creer con ello que la verdad revelada es la que se encuentra en vías de solución?

Después de los aplausos, las manos se escaldan.
Aún es posible ser indoloro.
III.

El pavorreal cree que menea el cogote, una vez talada la voz.
Sin embargo, su disfraz de Día de Acción de Gracias también se desgañita por una nación que no consume el relleno de esas aves.

IV.

Esto es lo que vi, nada especial, apenas el desenlace natural por haber querido terminar con todas las moscas del Círculo Polar (concebidas por el insomnio en un poema de Charles Simic).
Insectos que entienden del frío como las arañas del veneno, los automovilistas las multas, los matrimonios su límite visible.

The adjustment

Decía James Schuyler: “La pasión, claridad y velocidad que salen de John Button, libre para ocuparse del cielo, el agua y los árboles en su color azul y verde, dan a sus pinturas la fuerza de un vistazo, en la que una gran cantidad de detalles sin ser discriminados, siempre son inminentes.”
Y después: “El ajuste de los valores de color a otro es tan impresionante como la continuidad cinética de un ballet Balanchine (como un Concierto Barroco), en la que no haya pasajes transitorios, o bien, uno en el cual se involucre a toda una transición”.
Pequeño catálogo de Vogel (más Schwitters): critica James Schuyler


I.

"En cuanto a la letra -pequeña-, Vogel (1923), nada más una etiqueta, y algunas más confeccionadas en papel azul.

Es evidente que la casi totalidad de las escuelas trabajan productos que pueden deslizarse en silencio, otra vez, en la niebla".


II.

No es cierto decir así Schwitters. Así, como una nota en el catálogo, y a pesar del pequeño formato habitual de las imágenes que son monumentales.
Más información: puede ser de ayuda un collage que dice, entre otras cosas, el mensaje emitido, o nada fantástico. Es divertido de una manera en que es muy malo para el New Yorker. Pero no es, y más aún con relación a su genio creador: el don de hacer".

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