lunes, 24 de mayo de 2010

Muerte de Edoardo Sanguineti (precedido de un sueño aeróbico por la Rosada)

1. El sueño es sencillísimo. Parece no un sueño, sino una verdad revelada. Escuchaba un murmullo, un sonido irrelevante pero perturbador, una interferencia quizá, tal vez la intervención de una radio, y de pronto, vaya a saber uno cómo se dio este procedimiento de inclusión, me vi caminando alrededor de Plaza de Mayo con la presidenta y su hija. Así de directo. Un día de sol espléndido, en una plaza repleta de palomas y gente que no reparó ni por un minuto en la presencia de la Jefa de Estado y su hija Florencia. Las dos daban vueltas a la plaza en una actividad aeróbica. Lo único que recuerdo es hablar a la par con Cristina y tranquilizarla, decir lo bueno del trabajo de los bloggers en favor del modelo (dije algo así: como que se pudo desarmar y desperdigar el capital simbólico de determinados sectores que apoyan al gobierno, etc.). Le dije: "Lea Paraguay, de Martín Rodríguez", "Y dónde lo consigo?", me preguntó Cristina; "Todavía no salió, presidenta", me contestó, "Este Biolcatti...!, refunfuñó la presidenta, "¿Perdón?", y ella me contestó: "El campo siempre sintió celos de los poetas", "¿?", "Y sí..." Después me quedé a dormir en la Casa Rosada, porque llovía a cántaros. Baldazos.

2. El 18 de enero pasado, tras sufrir las consecuencias de un aneurisma torácico abdominal, falleció Edoardo Sanguineti, born 1930. Oriundo de Génova, Sanguineti fue uno de los intelectuales más profundos de una Europa convulsionada, lateralizada por las rebeliones internas de la década del 60. Recuerdo aquellos artículos sobre el tema de la vanguardia, publicados originalmente en 1966, y reeditados en un tomito titulado Por una vanguardia revolucionaria, que editara Tiempo Contemporáneo, en 1972, incluido en la colección "Trabajo crítico", dirigida por Ricardo Piglia.


Sanguineti es aquel que afirmaba que la operación poética siempre es de carácter mitológico, pero no en un sentido elevado o "sublimado-sublimante", sino en un sentido bajo, y que la temática sexual y onírica va de la mano de lo mitológico. Suscribo eso con relación a la materialidad de los textos de Martín Rodríguez, por esto de recuperar la historia por la fuerza de las imágenes.
Por ejemplo, un fragmento del poema 45 de Reisebilder, sección de Wirrwarr:

(ya no sé dónde y cómo esconderlo, si tú no me ayudas): / yo te lo cuento en seguida, ahora que apenas / lo has comprendido: (y debes comprenderme: éste es mi cuerpo:

También proponía Sanguineti la utilización del trabajo pictórico como estrategia de desarticulación del lenguaje funcional a la poesía, cuando esto era visto como un mero ejercicio de provocación.

3. En uno de sus trabajos más interesantes, Wirrwarr, y especialmente el poema 16 de la sección titulada T. A. T., Sanguineti tematiza montado en la figura del poeta polaco Tadeusz Rózewicz. No se trata de mera erudición, sino de un gesto de ubicación de la lengua escritural de Sanguineti, que se corre del centro de ataque (es decir su matriz, su habla de origen) para diversificarse en diferentes matrices; todo molde parece devolvernos el eco del modelo que serializa el arquetipo, y a partir de allí, Edoardo Sanguineti toma como referencia a este escritor, al que le envía una tarjeta, y una pregunta en alemán, "¿Cómo andás?", o "Wie geht es dir?", que obliga a leer, en silencio, los viejos versos del poeta polaco, como parte de un pacto secreto, íntimo, establecido sin preámbulo entre Sanguineti y Rózewicz. Este poema es un rebote, una mirada refractaria, a lo que Sanguineti, en un reflejo gramsciano, llamaba los efectos de las hegemonías culturales. Sanguineti pensaba que las clases dominantes aspiran a figurar por la fuerza el horizonte de la cultura, y cuando eso no ocurre, o sucede en forma insuficiente, se desata una crisis que consigue acelerar la discusión sobre la experiencia artística. Volver a él, hallar sus textos y su pensamiento, será toda una novedad para aquellos que jamás lo leyeron.

4. El sueño del primer punto poco y nada tiene que ver con Sanguineti, salvo por una cosa: sólo por un registro onírico (la plaza, el aerobic, el malentendido campero, etc.) se puede ingresar a una poética tan compleja, deliberada en sus intenciones, pero por fin huidiza. No es poco pedir, mientras estemos rodeados de contribuciones momentáneas y riesgos menores en el horizonte.

4 comentarios:

Martín dijo...

Nos pasamos la mañana riendo con Horacio sobre ese sueño. Mortal.

Mario Arteca dijo...

Te juro, querido Martín, que es cierto. Es así de textual. Esta mañana soñé que mi perro salchicha objetaba el matrimonio gay. Hay fachos por todos lados.

chicho dijo...

MArito, Te amo. Chicho López

Mario Arteca dijo...

También te amo, maestro, y usted lo sabe. No me caso con vos porque el divorcio para ambos sale caro. A lo de "Secreto en la montaña" también les pasó. Te debo una devolución, no me olvido. Mañana te mando un mail sobre aquello que me mandaste (suena a tráfico de influencias esto, no?). ¿Cuándo nos veremos en La Plata o en Bahía? Sería bueno, no? Hablemos. Abrazo de osezno.