lunes, 21 de junio de 2010

Hay agujas en mis ojos

No ser ingenuo al momento de separar las promesas, aquellas que sólo se utilizan para perseguirnos. ¿Pero quién nos persigue con promesas? ¿Nos persiguen? Tan difícil será sostener la expectativa -la promesa, en definitiva, se trata de eso, falsa o no, expectativa- como soportar el repiqueteo de nuestras propias palabras. Con las nuestras basta, pero con las mismas dichas por otros como si fueran novedad, es aún más misterioso en su detalle insoportable. El caso de la repercusión de la salida de Jorge Taiana del gobierno, es emblemático. El ex canciller siempre fue una persona intachable: lo fue cuando estuvo detenido desde 1975 hasta el 82, y lo fue cuando formaba parte de la juventud maravillosa, o de la Tendencia, a principio de los 70, etc. Si una persona es recobrada por la ajenidad como un ser correcto, medido, de clase, eficaz y de bajo perfil, es porque aquello que lo contuvo hasta ahora no estaba contaminado de él, sino que Taiana era parte -es parte, aún- de una misma manera de concebir la política y la instrumentación de los lazos sociales entre el gobierno y la gente. La oposición intenta capturar para sí materia prima, y una supuesta materia que presuntamente se le parece, por aquello de que la discreción, el bajo perfil, y la estatura política debe ser agua indubitable para su molino. Pero si en algo no se parece Taiana es a aquellos que hoy son sus inesperados defensores. ¿Cómo pasó Jorge Taiana de ser el hijo del ex médico de Perón a un asesino montonero y de allí a un preso político y después a un funcionario que no transa en sus convicciones, a pesar de haber integrado este gobierno y el anterior, desde 2003 a la fecha? La oposición mantiene como heráldica una incapacidad genética: intenta coptar ex funcionarios sin tener la mínima posibilidad de crear los propios. La oposición intenta comprar matrices, pero eso no es posible. Existen enormes diferencias entre el gobierno y parte de la oposición, pero me atrevería a afirmar que una de las mayores radica en que cuando el oficialismo atrae a sus filas dirigentes de signo ajeno, es por puro efecto de masas, sin retrotraer su cuerpo constitutivo. Así como necesita alimentarse, también decide comenzar la dieta. Taiana, como Alberto Fernández, como otros que se apartaron de su labor de funcionario del gobierno, harán las críticas que deban hacer, y las formularán desde un insert que nada tiene que ver con las elucubraciones mezquinas de la oposición, convidados de piedra en este asunto. Siento esas agujas en los ojos, a las que refiere la canción de los Beta Band, cuando escucho que existe gente que nos quiere curar de algún mal. Y hablo de un nosotros distópico, como en la novela de Yevgeni Zamyatin (Trabajo en casa: leerla), seres que por pensar de manera diferente, estamos tan fuera del discurso que, sin saberlo, nos instalan en el futuro, o mejor, para después. Y ese es el mayor error de quienes ejercen la distorsión intelectual como sistema. Al tratar de alejar del presente al movimiento político mayoritario del país, al intentar ponerlo tan hacia adelante, por sobre la línea de la distancia, es cuando sucede este efecto devastador para los otros: al desandar el camino, el peronismo (cualquiera fuese su signo ideológico) siempre lo hace anticipándose. Cuando la oposición, que nada quiere saber del pasado, intente colocar al peronismo en el pasado, habrá de pensar en serio la manera de reformular un movimiento tan versátil como ese. No hace falta leer a Bergson, ni a Jaspers, ni siquiera Heidegger; con recordar la famosa frase de Aníbal Troilo es suficiente: "¿Quién dijo que me fui, si siempre estoy volviendo?". Alguna vez existió la Escuela de Formación Peronista, al comando de Julián Licastro; no sé si aún existe ese instituto que dejaba egresados de toda clase, pero en una época mostraba a las claras que el peronismo moldea dirigentes. Y Taiana es uno de ellos (dudo que haya pasado por lo de Licastro. Mejor, por un lado), y por eso, tratar de captar -salvo que fuere otro peronista- semejante cuadro, es haber renunciado a la formación de miembros propios. Cuando los escucho alabar a quienes en verdad desprecian, me duelen los ojos, me dan tales puntadas, que mejor será cerrarlos, e imaginar que estamos en el futuro al que nos enviaron, sin conocer las reglas del regreso. No se puede distinguir entre la razón pura práctica y la razón pura especulativa, cuando el recurso de la crítica baja por un embudo hacia el centro del problema: ellos mismos. El tiempo siempre estará a favor de los desplazados, porque éstos pivotean alrededor de un punto fijo, el presente, aunque nunca se conocerá cuándo será el asalto de ese punto, donde todos convergen para quedarse en la periferia de las posibilidades.


The Beta Band, "Needles In My Eyes", perteneciente a The Three E.P.'s, 1999.

Uma multidão com Wilson

Wilson Bueno, en una foto superclásica
El hiperlaburador e hipertalentoso de Reynaldo Jiménez y del admirado trasandino Andrés Ajens han creado un blog en hommage a Wilson Bueno, asesinado por un idiota de una puntada al cuello (mao), en Curitiba, el primero de este mes. El blog se llama Brinkscadeira, y en ese espacio hay reflexiones y homenajes poéticos del propio Jiménez y Ajens, además de José Kozer, Víctor Sosa, Adrián Cangi, Claudio Daniel, Alberto Allard, Román Antopolsky, Guillermo Daghero, Roberto Echavarren, quien les escribe and etcétera. Además hay 10 minutos de un recital imperdible en el Festival de Poesía Tordesilhas, donde se ve también a Douglas Diegues. Visítenlo (n) al blog y conozcan a Wilson, quien no lo conoce. Habrá más material a medida que se vaya poblando el homenaje.

domingo, 13 de junio de 2010

Diario del autobombo (4)

Ana Porrúa escribió una reseña de Cuando salí de La Plata que mejora el libro una enormidad. Lo editó en Bazaramericano. La crítica, no hay vuelta que darle, trabaja desde una estupefacción gratinada por el gusto, y construye enlaces de sentido donde uno cree que había poco y poco más. Debo volver a leer mi propio libro, ahora que entiendo, gracias a la Porrúa, que hay versos más valiosos de lo que creía, en ese texto editado por CILC. Thanks.

jueves, 10 de junio de 2010

Lo dice Martín: "A veces gobernar es gobernar contra sí"

Esto lo leí en su blog, otra vez. No me cansaré de elogiar a este muchacho, pero si insiste lo haré. Ya lo hice. Escribo como Copi en El uruguayo, pero sin talento (para eso debiera decir: "Buenos días, pelotudo", etc.). Enseguida no escribo ni con talento ni como Copi. No escribo aunque esté escribiendo. Está muy bien aquello de que gobernar es gobernar contra sí, porque realmente sucede. Y lo cierto es que ocurre más allá de conquistar la cima con el reflejo de los otros. Hago mi paráfrasis. A veces gobernar es reencararse como un monje de clausura, pero sin monogamias devocionales. Estar en el poder siempre es un ejercicio pagano. Cuando se lee esta pregunta en el post de Martín Rodríguez, El problema, "che, ¿con qué mierda se manchó?", a mí se me congela la sangre, no de horror, sino de extrañeza. Porque justo estaba limpiando una mancha de un pseudo locro que intenté hacer con lo poco de los requechos que me quedaban (no quise salir al Chino a abastecer la olla porque hacía un frío de aquellos. Hace. Bueno días, pelotudo) de alguna cosa, y justo, en el instante preciso, en la eficacia del contacto de un pensamiento con la idea de ese pensamiento, el pibe de Paraguay (esperen, ya estará), Paniagua, Para el lado de las cosas sagradas, Maternidad Sardá, Vapor, etc., pone la imagen de Kirchner en soledad, algunos minutos, o mejor, la pregunta de si Kirchner tiene tiempo para ser lo que fue de pequeño, y si tiene la repentización necesaria, el adn para sacarse de encima el tiempo y poner en orden de prioridades las causales de cualquier vida ordinaria. La diferencia es que no me pregunté por qué de esa mancha de locro sobre la mesa, porque eso es patrimonio de la realidad, al menos la mía. Y esa pregunta de Martín, ese niño pequeñajo, che, ¿con qué mierda se manchó?, me excluye del sistema del poder, me saca del medio de ese oto dispositivo de preguntas, por las cuales ser un animal político es tener la capacidad de involucrarse con un primer asombro, pero en forma infinita, ser un moebius de la reencarnación filial. La pregunta de ese chico, Martín, me pone los pelos de punta. Los pocos que tengo. Y eso de gobernar contra sí, bien, otra vez con esto: no es ser justamente otro, sino construirse en un permanente programa de ejecución de salvedades. Hay que cuidar al compañero, dice El problema. Cuál es el sistema de solidaridad de quien gobierna contra sí mismo. Ese: el sistema que retrae el poder de los obstáculos para volverse nuevas barreras, compañeros para afuera. Si todo esto tiene sentido es justamente llegar al punto en que mirar atrás implica revisar la cantidad de infierno dejado para siempre, y lo próximo a enfrentar. El personaje de Copi, en El uruguayo, dibujaba un pollo en la arena cuando tenía hambre. El poder dibuja en la arena el costo del trazo, y por eso es gesto. Lo concreto lo sigue haciendo la gente. Me dormí. Buenas noches, pelotudo. Debía decir "me duermo", pero es presente. Eso.

domingo, 6 de junio de 2010

Cobos, no lo conozco

Este desprendimiento orozquiano seguramentre se hará sentir en los próximos días. TN se ocupa de destacar las palabras de uno de los grandes derrotados, Leopoldo Moreau, en la interna radical bonaerense, cuando asegura que "esto es una derrota de Kirchner (?) y Carrió (?), que esperaban que hubieran algún tipo de incidentes". Semejante probreza discursiva me exime de mayores comentarios, sobre todo porque otra vez se apela a la transparencia en relación con la solidificación del partido, justo Moreau que ponía la estructura por encima de la participación de los afiliados. Obviamente el gran derrotado -inocultable- es Cobos, que ni siquiera lo votaron los chacareros radicales del interior. Un castigo merecido para un político pobrísimo y de doble moral partidaria -el NO-POSITIVO al radicalismo, primero, y el NO-POSITIVO al kirchnerismo, segundo. El otro gran derrotado de esta interna es Federico Storani, cuya única estructura real que le queda por exhibir son algunos ñoquis del rectorado de la Universidad Nacional de La Plata. Triste final para quien, en algún momento político, dio para más, pero sólo se quedó con resistir el mínimo no imponible de su patrimonio político devastado. Qué pretendía un dirigente que jamás fue candidato a gobernador y sólo se conformó con ser legislador en primer término de una lista sábana? Lamentable. Es un día feliz para la política, porque las cosas se ponen mínimamente en orden: aquellos que se quedaron en el radicalismo, supieron revalidar esa resistencia, mientras los demás -Cobos, Katz, Meoni, Quiroga, etc.- abandonaban el barco. Ahora se verá qué podrá hacer Ricardito con su candidatura y Carrió con ese panorama que la acerca al radicalismo, pero que la obliga a definir una estrategia que no la contiene. Será interesante ver los próximos movimientos. Más allá de esto, que ocurre en un contexto de esclarecimiento de mucha gente de los movimientos pueriles del vicepresidente, que mañana sea un día donde las cosas se pongan también en orden. 8:30 es la cita. Ojalá el ácidodesoxirribonucleico tenga el lugar de decisión que se merece.

martes, 1 de junio de 2010

Qué día: primero Wilson Bueno, y ahora Bustriazo Ortíz

El poeta pampeano Juan Carlos Bustriazo Ortiz falleció este mediodía, cerca de las 14 horas, en su casa de la calle Stieben, en Santa Rosa, La Pampa.
Había nacido el 3 de diciembre de 1929, en esa ciudad. Fue policía durante más de una década, profesión en la que recorrió la parte desértica de La Pampa. También fue linotipista. Para luego entregarse por completo a la poesía y la vida bohemia. "Unca Bermeja", "Elegía de la piedra que canta", "El libro del Ghenpín", y la antología "Herejìa bermeja", por ediciones En Danza. El sello El Suri Porfiado editó en 2007 "Elegía de la piedra que canta" y "Unca Bermeja". En los últimos años, Bustriazo Ortíz pudo ser testigo del conocimiento y aprecio de su trabajo por parte de las generaciones anteriores (la labor de Sergio De Matteo, Rubén Gómez, y otros, fue fundamental), y también de la publicación de algunos de sus libros en Chile, con el gran Andrés Ajens a la cabeza, y en México.


Juan Carlos Bustriazo Ortíz, durante una lectura el 7 de noviembre de 2008.
"Mi obra poética me la dictó Dios. Me dictó esa obra poema por poema, y yo escribía a máquina, sin ningún error de ortografía. Recuerdo que a mi finada madre, cuando nací, sietemesino, un anciano le dijo que yo iba a ser poeta. Y se fue. Siempre pensé que él era un anciano poeta. Andaba con un rollo de papeles en sus manos. Cuando estuve internado no podía escribir y desde entonces no pude escribir más. Cuando esa psiquiatra me medicó, se destruyó mi imaginación poética. Me internaron porque habré caído en otro momento de enfermedad. Sí, una vez me corté (muestra las muñecas) pero nada más que esto y estoy vivo todavía…Y quiero vivir, cómo no voy a querer vivir… ¡Claro que quiero vivir!” (extraído de la revista Lamás Medula)


Bustriazo Ortíz en su intervención en el Festival de Poesía de Rosario. 30 de noviembre de 2008.

Algún hijo de puta mató a Wilson Bueno (1949-2010)

ESCRITOR WILSON BUENO, ASESINADO EN PARANA
RIO DE JANEIRO, 1 (ANSA) - El escritor brasileño Wilson Bueno, de 61 años y uno de los más influyentes autores contemporáneos del país, fue hallado muerto, en Curitiba, capital del Estado sureño Paraná. El cuerpo fue hallado la noche del lunes, en el escritorio del autor, frente a su computadora, en el segundo piso de la casa donde vivía, con una cuchillada en el cuello. Autor de 13 libros y creador del diario cultural Nicolau, Bueno acababa de cerrar un contrato para la edición de su 14o. título. El padre del escritor falleció hace cinco meses y él estaba a punto de recibir una herencia de alrededor de 200.000 reales (unos 110.000 dólares). De acuerdo a la prensa local, la policía sospecha que el asesino del escritor estaba al tanto de esa información e invadió la casa en busca del dinero.

Lo que sigue: esta reseña la publiqué en Diario de Poesía, hace un par de años, tras la edición argentina de ese maravilloso relato poético de Bueno, que es Mar Paraguayo. No encuentro otra forma de recordarlo.

El piso se mueve
Sobre Mar Paraguayo, de Wilson Bueno, Tsé Tsé, 2005, 97 páginas

Dice Kristeva que todo tema ficcional es, por definición, un desafío al significado único. Esta descripción pertenece al dominio del recurso crítico, pero no deja de ser ilustrativa, aunque sea por analogía. Mar paraguayo, de Wilson Bueno (Jaguapitá, Brasil, 1949), en ese paralelo, elabora una escritura que desde el comienzo plantea una impugnación a los sentidos en forma de amalgama, para no utilizar la insustituible fórmula perlongheriana de la “sopa”, lo que provoca al mismo tiempo la idea de estar leyendo un escenario lingüístico que nos acomoda (e incomoda) sin miramientos en la ajenidad. Desde el vamos estamos afuera. Pues, entremos.

Para evaluar la originalidad de este libro habría que decir, en principio, que no expresa ley de composición alguna, que se afirma en la inconveniencia. Y esa inconveniencia se instala desde el vamos en la superficie de la lengua. Pero, ¿es suficiente decir esto? Es decir, ¿alcanza con diagnosticar la parcialidad del mecanismo para referirse a un todo? A ver, Mar paraguayo, ¿qué es?: ¿un cruce de lenguas?, ¿una mixtura de palabras en el soporte limítrofe?, ¿todo eso al mismo tiempo? A mí me parece este libro una fábula amorosa contada desde el passagem haroldiano de un contrabando sin pausas, pero construido tan de prisa, que en el tránsito entre una frontera y otra (del lenguaje, de Estados, de estados del lenguaje) se pierden requechos de mercadería. Después, alguien las fue recogiendo y organizó como libro, y de ahí la sensación de que Mar paraguayo es un libro de libros, una fusión de tradición oral y a la vez un rejunte de dispositivos, que otorgan al lector la certeza que el piso lingüístico al que se enfrenta está en permanente movimiento. Triple medianera.
La importancia de este libro no reside sólo en su fuerte posicionamiento experimental, sino en la fuerza con que el infierno de vocablos de uso común, revitaliza una escritura baja que interesa de lleno en una estructura mayor, en una propuesta que trabaja sobre el sincretismo cuando parece atomizarlo todo. Wilson Bueno fumiga el piso de la lengua para intoxicarnos; nosotros somos los insectos molestos que intentan, por costumbre, desidia, conformismo a veces, organizar la lectura para enderezarla. El texto de Bueno es un ejercicio de descentralización del vistazo, que no se queda en la provocación porque no es su destino enfrentarnos, sino religar la mirada, apuntalarla hacia otra forma de densidad, o de espesor del idioma. Este lenguaje representa en cada caso el trastorno y la transferencia existente entre el modelo ideal y su inversión.
No es reiterativo decir que el libro de Wilson Bueno es ante todo una microscópica teoría del signo. Como se sabe, el signo no designa ni identifica, pero sí muestra. Eso es lo que sucede en Mar paraguayo. Todo en ese libro gravita en saber por qué el signo comprendido de ese modo, es lenguaje. El principal requisito de esa operación consiste en hacerse una concepción poética del lenguaje, y no técnica o científica. La ciencia supone la idea de una diversidad, en las que habría que poner orden captando sus relaciones virtuales.
Pero, por el contrario, en el texto de Wilson Bueno se consideran sólo tres lenguas, como si fueran únicas en el mundo: dos vivas (español y guaraní), y una tercera interviniendo en la primera, inspirando aglutinaciones de la segunda en la primera. Se diría que esa lengua anexada, es decir, el portuñol, hace sus variaciones en el castellano de Mar paraguayo. La lengua inventada (no inventariada) afecta a la actual, que provoca bajo estas condiciones un dialecto todavía por llegar: las tres lenguas son enajenamiento, y así detonan y se reparten. Por otra parte, el guaraní funciona como una auténtica incrustación fonológica, que se desplaza hacia los diminutivos (el perro Brinks, derrapándose en pequeños núcleos tupí, y logrando de cada frase una formación ferroviaria de fonemas), las cacofonías, las onomatopeyas, etc.
Otro punto: los trabajos críticos que rodean la obra. Lo que sucede en la muy cuidada e impecable edición de Tsé-Tsé, no conforma además una simple reunión de textos acerca del libro de Bueno, sino una convocatoria cubista a través de cuatro miradas conforme un punto: Néstor Perlongher, Reynaldo Jiménez, Andrés Ajens y Adrián Cangi, serán quienes privilegian la búsqueda del autor brasileño, que es la propia research de estos autores devenidos críticos. Rodeando el contorno mismo de ese mar paraguayo, ellos también se vuelven incrustaciones atemporales en la línea de flotación del balneario de Guaratuba, donde acontece la obra, la historia de la marafona, la perversión delictiva en torno a la marginalidad lingüística y sexual que se impone en sucesivos perímetros del habla. En esos cuatros textos hay una topología que prorratea sentido en series heterogéneas; y por esa misma razón, es que existe una política de la lengua que no sólo es devenir sino foco de amotinamiento. Como parte de una puntuación que privilegia los dos puntos, en la medida que eso conforma una puerta abierta hacia diversos sonidos de la frase, el libro de Wilson Bueno no puede pensarse sin un prólogo, un posfacio o un trabajo que acompañe sin glosar el estallido de la lengua. Si un mar en Paraguay es de por sí un verdadero acontecimiento ficcional, no lo será menos cualquier textos paralelo al libro. No hace falta explicaciones, pero sí trabajos críticos que muestren hasta qué punto un libro de quilates consigue contaminar hasta la mirada más aguda.